13 de agosto de 1983, nacional I, 6 de la tarde. En ese mismo momento un coche blanco que circulaba desde Bilbao hacia Madrid impacta con una furgoneta que circulaba en sentido contrario. Los servicios sanitarios trasladan a un hospital de la capital al conductor del turismo, pero este muere en el quirófano a las 4 de la madrugada del día 14 de agosto. A primera vista esto sólo es el relato de otro trágico accidente que segó la vida de una persona en la carretera, pero este no iba a ser un accidente más, sus consecuencias no sólo iban a ser trágicas para la familia o los amigos del fallecido, sino que iban a serlo para toda la música española, para todo el país y, en especial, para Andalucía y Sevilla. El nombre del conductor del turismo, de 35 años de edad, era Jesús de la Rosa Luque.
Tan sólo 9 años antes una revolución comenzó a fraguarse, en 1974 tres personas, tres músicos procedentes de diversos conjuntos que no han trascendido especialmente se unieron bajo un sólo nombre. Dejaron de ser Tele, Eduardo y Jesús, para convertirse en TRIANA. En ese año lanzaron una canción que nadie sospechaba que se iba a convertir en el embrión de una corriente jamás soñada en España, y menos aún en Andalucía. Recuerdos de una Noche fue un aldabonazo a la conciencia musical de todo un país, aunque en el momento de su lanzamiento pocos lo escucharon. Poco después de aquello, ya en 1975, TRIANA grabó su primer LP, disco en principio sin título, pero al que la voz popular ha dado el bucólico nombre de EL PATIO. Es este un disco tan insospechado, tan poco natural, que al principio asusta. Nos recuerda al rock progresivo de finales de los 60 y principios de los 70, a King Crimson y a Pink Floyd, pero con un toque aflamencado que lo hace aún más único. En su momento no trascendió, sólo se vencieron pocas decenas de copias, y la mayoría en Andalucía, pero con el tiempo la cosa cambió. La gente empezó a acudir a los conciertos de TRIANA, llegaba un rumor desde el sur, un rumor de algo distinto, nunca visto, de un canto a la libertad que procedía de los abismos del alma humana. Se creó la leyenda de un disco prohibido, que embrujaba al escucharlo, que sacudía conciencias y que abría puntos de vista. Y en medio de esa expectación creciente, en 1977 llegó HIJOS DEL AGOBIO. Ahora sí, esto ya fue un campanazo. La gente se dió cuenta de que algo llegaba desde el sur, un canto sin miedo, una lírica magnífica acompañada de una música insospechada, resultado de la unión de dos géneros en principio tan dispares como el flamenco y el rock. Jesús nunca ocultó su acento, ese mismo que le costó la expulsión de Los Bravos, y tocaba su teclado de una forma nunca vista, dejando que las canciones evolucionasen, progresando hasta un extásis místico. Eduardo nunca dejó su guitarra clásica, cuyos rasgueos son unas de las múltiples señas de identidad del grupo. Tele, por su parte, aportaba la unión rítmica entre los dos estilos antes mencionados, configurándose como uno de los mejores (si no el mejor) batería que ha dado España. Todo unido configuró la leyenda, TRIANA ya entraron a formar parte de la historia, y el sueño que se expresa en RUMOR, la nostalgia de SENTIMIENTO DE AMOR, o el grito desgarrado de HIJOS DEL AGOBIO no hicieron sino confirmarlo.
1979, desde la sombra, se hizo la luz. La apoteosis confirmó a TRIANA como el mejor grupo de todo el panorama musical, la prensa del país por fin comenzó a reconocerles, años después de que la gente, siguiendo los designios de su corazón, se hubiese rendido a ellos; la prensa extranjera incluso se hace eco, y les considera el mejor grupo de toda el área latina. Los conciertos comienzan a ser épicos. En un acto en el Parque de Atracciones de Madrid se les otorga el triple disco de platino. El Parque registró la mayor afluencia de público hasta la fecha (30000 personas) y SOMBRA Y LUZ se alzó como el éxtasis definitivo, ahí quedan HASTA VOLVER, UNA HISTORIA y QUIERO CONTARTE, como máxima expresión del disco que, arrastrando a los dos anteriores, hizo a TRIANA superar a barrera del millón de copias.
1980, llega UN ENCUENTRO, el comienzo del giro que el grupo comenzó a dar, para muchos fue un disco flojo, pero nadie negó la magnificencia de UN NIDO EN MI VENTANA, CAE FINA LA LLUVIA y, sobre todo, de TU FRIALDAD. Se inició aquí una etapa de transición que prosiguió en TRIANA (1981), siendo este considerado el peor disco de la banda, pero que nos dejó UNA NOCHE DE AMOR DESESPERADA, y que culminó en ...LLEGÓ EL DÍA (1983). En este último disco se notó una cierta mejoría, dicen los entendidos que estos dos últimos LP son obras incompletas, que tendrían su razón de ser cuando, algún tiempo después, TRIANA alcanzase su plenitud musical, cuando el grupo consiguiese beber de las fuentes de la misma humanidad, para dar música salida, sin filtros ni máscaras, del mismo corazón del hombre.
Por desgracia ese momento nunca llegó, en el año 1983 unas inundaciones que afectaron a Bilbao hicieron movilizarse a Jesús de la Rosa hasta la capital de Euskadi. Allí ofreció un concierto benéfico del que inició su retorno el 13 de agosto, nunca más anocheció para el.
Poco después de la tragedia, TRIANA se separa, no se puede seguir sin una de las patas del trípode, sin uno de los mejores poetas de la última mitad de siglo, sin una persona capaz de transmitir las emociones y los sentimientos a un pentagrama. Sin la voz única de Jesús, sin la lírica bellísima de sus poemas (que para mi no son letras), sin las emociones que brotaban de sus dedos como una fuente, no tiene sentido seguir adelante.
Los que somos de Sevilla tenemos la suerte de poder pasear por Santa Cruz, de dirigirnos hacia el Altozano cruzando el puente de Triana, de visitar Santa Ana y respirar el ambiente humedo y melancólico de esas calles tan estrechas que no pueden cruzar dos personas una junto a la otra. Tenemos la suerte de poder seguir los pasos de tres hombres que consiguieron abrir de par en par las puertas de su alma para transmitirnos unas emociones que jamás sospechamos poder tener. Tenemos, en fin, la suerte de escuchar las melodías que susurran nuestras calles, las melodías que forman parte de nosotros, y que nos hacen sentir completos. Tenemos las suerte de ser de aquí, del sur, de una tierra que ha dado lo mejor que se podía pedir. Podemos decir: SOY DE SEVILLA, y no es decir poco.
Ya nunca más te oiremos cantar aquí abajo, querido Jesús, pero tenemos el recuerdo de un rumor que nos abrió la puerta a un lago donde vivimos una noche de amor desesperada, que nos hizo querer contar una historia de amor, ilusión y ternura, que nos hizo lamentar la pérdida de un sentimiento de amor hasta que le llegase el momento de volver, y que nos hizo preguntar por qué esa forma de llegar el día, de no temer las tragedias por venir. Allí vimos que la Aurora iba vestida con rayos de sol, y que en los cabellos prendida llevaba una flor. Hasta siempre hermano, de momento tenemos el recuerdo de tu voz, hasta que llegue el día en el que te volvamos a ver.
14 de agosto de 1983, 4 de la madrugada: Moría la historia, nacía la leyenda.
"Dicen que la calle Betis
escuha a Jesús cantando;
escuha a Jesús cantando;
y han visto al Guadalquivir
bajo los puentes llorando".
bajo los puentes llorando".
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