lunes, 24 de agosto de 2009

Leyenda




A principios de los ochenta un joven de origen danés llega a Los Ángeles, lugar en el que su padre esperaba que se convirtiera en un profesional del tenis. No obstante este joven tenía unas ideas algo distintas. Aficionado a la música, y en particular a la NWOBHM (New Wave Of British Heavy Metal) decide montar un grupo en el que hará el papel de batería. Su nombre era (y es) Lars Ulrich. Una vez en L.A. se pone en ocntacto con un joven guitarrista llamado James Hetfield, al que le cuenta sus intenciones y le propone escucharle; al principio Hetfield se muestra bastante escéptico, pero finalmente accede a formar un grupo con Lars. Va pasando el tiempo y el dúo empieza a buscar músicos, se les une Dave Mustaine y comienzan a buscar bajista. Una noche entran en un local para ver la actuación de un grupo llamado Trauma, que empezaba a ser conocido en la escena underground de L.A. Cuando están entrando al local escuchan un increible solo de guitarra, si bien esa guitarra sonaba con una distorsión bastante extraña. Al entrar a la sala se quedan boquiabiertos al comprobar que el supuesto solo de guitarra es en realidad un solo de bajo. En cuanto termina la actuación Ulrich se acerca al bajista para pedirle encarecidamente que se una a su grupo. El chaval al principio se niega, aunque después impone como condición que el grupo se traslade desde L.A. a San Francisco. El trío accede y, desde ese momento, Clifford Lee Burton entra a formar parte de Metallica.
Se trataba de un bajista poco convencional, un músico de formación clásica, que de pequeño tomó clases de piano y de violoncello; gran aficionado a la música de Bach y a una infinidad de estilos. De cada uno tomó lo que necesitaba, y todo ello lo agrupó bajo su peculiar forma de tocar y de componer. Destilaba una energía envidiable, sabía usar los silencios como pocos, ejecutaba únicamente las notas justas, dejando en estudio la suficiente holgura como para poder improvisar comodamente en directo, pero sin dejar que las canciones perdiesen ni un ápice de armonía ni fuerza. Además, se trataba de un excepcional compositor de melodías, ejecutando numerosas veces increíbles puentes melódicos en medio de canciones furiosas y rápidas, y lo hacía sin que en ningún momento sonase a extraño. Por si fuera poco, era un especialista en ejecutar solos en un instrumento tan complicado para hacer esto como es el bajo. En definitiva, si buscamos una palabra que agrupe todas estas características musicales nos encontraremos frontalmente con una: VIRTUOSO.
Corría el año 1983. Metallica despidió a Mustaine y fichó a un aventajado alumno de Joe Satriani: Kirk Hammett. Después de este importante paso grabaron su primer disco: KILL 'EM ALL. Disco revolucionario que sentó las bases de un nuevo y agresivo género dentro del Metal: el Trash.
En el 84 sale a la luz su segundo trabajo: RIDE THE LIGHTNING. Es este un disco más maduro que el anterior, más oscuro y mucho más melódico (Cliff...). Podríamos decir que es un disco conceptual, ya que la mayoría de las canciones tratan el tema de la muerte. Así Fight Fire with Fire habla sobre una guerra nuclear, Ride the Lightning trata el tema de la silla eléctrica, For Whom the Bell Tolls nos habla de la guerra, Fade to Black es la carta desesperada de un hombre que va a quitarse la vida, Trapped Under Ice relata la muerte por congelación, Creeping Death narra las plagas de Egipto...
Metallica bebe las mieles del éxito. En el 86 llega Master of Puppets. El disco más maduro de la banda, el de mejor calidad musical y el más elaborado. Considerado como la obra maestra del Trash, se trata también de una obra conceptual que gira en torno a la observación del hombre como una marioneta en manos de la ira, las drogas, la religión, la política o las enfermedades mentales.
También en este disco, y de un modo casi premonitorio, Cliff saca a la luz su obra maestra: ORION. Una suite instrumental dividida en dos partes compuesta enteramente por él, en la que deja ver su gran técnica tanto como interprete como compositor.
Y llegó el 26 de septiembre de 1986. El grupo se encontraba en Dinamarca. Esa noche dieron un concierto espectacular donde Cliff ejecutó un solo que dejó a todos, incluso a sus compañeros, con la boca abierta. Nadie se explicó como hizo aquello, todos se quedaron maravillados. Quizás el destino le brindó una última oportunidad de dejar bien claro quien era Cliff Burton con un bajo en las manos.
Y llegó la noche, el grupo se trasladaba en autobús por las carreteras nórdicas. El conductor no notó que se habían formado placas de hielo en el asfalto y, alrededor de las 3:00 de la madrugada el autobús comenzó a derrapar...
El conductor no lo puedo controlar y en un momento el autobús comenzó a deslizarse para seguidamente volcar. Seguramente Cliff, que dormía junto a una ventana, rompió esta para poder salir, pero con tan mala fortuna que el autobús cayó sobre él cuando aún tenia medio cuerpo dentro. La violencia del impacto fué tal que su cuerpo se partió por la mitad. Murió instantáneamente.
El primero en notar la ausencia de Cliff cuando se recuperaron del golpe fue Kirk, al echar un vistazo al autobús no creyó lo que veía: Las manos de Cliff apareciendo bajo los hierros. Según sus propias palabras jamás podrá olvidar esa imagen.
La gira quedó suspendida y Metallica meditó sobre su futuro. Al final ficharon a Newsted y continuaron su carrera, pero sin Cliff no es ni será lo mismo, en el momento en que decidieron continuar comenzó su declive, la estrella de Metallica se apaga cada vez más rápido, mientras que la de Cliff no deja de brillar. Atrás quedaron 3 discos, 4 años de dedicación a la música, 24 años de vida y un buen montón de sueños sin cumplir, el último bajista de la vieja escuela, espejo de inspiración para muchos (cómo no, para mí también), en definitiva, un genio llamado a ser uno de los más grandes de la historia.
Quizás ahora convenga recordar algo que decía Alejandro Magno: Mejor morir joven y con gloria que viejo y sin ella. Desde luego nadie sabe con certeza que sería ahora de Metallica y de Cliff si hubiera seguido vivo, seguramente serían una de las bandas más grandes del rock, y un virtuoso en plena regla. No obstante todo quedó en un sueño, en el vago reflejo de lo que iba a ser pero que al final no fue.
Nos queda al menos su legado, su música, su recuerdo. Nos queda Orion, que sonó en su funeral, nos queda su mito.
La Muerte se llevó a un hombre, más bien a un niño aún, un níño mortal. A cambio nos dejó una leyenda inmortal.
Cliff Burton, 1962-1986; siempre estarás con nosotros hermano.


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